Muchas gracias por haber venido, vuestra presencia aquí implica que estáis totalmente comprometidos con la causa animalista y no es para menos, porque
en un país como este defender y proteger a los animales no humanos es harto difícil y desmoralizante cuando comprobamos a diario que sus vidas no valen nada para muchísimas personas que bien por ignorancia, o por incultura, por insensibilidad, o simplemente por seguir la corriente de una sociedad deshumanizada provocan un dolor desgarrador y un sufrimiento innecesario que de una manera u otra, las personas con buen corazón, con empatía, con capacidad para mirar a través de los ojos de cualquier ser vivo indistintamente de la especie que sea, están empezando a contrarrestar.
Gracias a personas como vosotros, y otras muchas que no hemos podido venir a esta manifestación, tenemos conciencia y voz suficiente para decir muy alto que
la vida de otros seres vivos tiene mucho valor, tanto como la nuestra. Y cuanto más débil e indefensa es esa vida más empeño tenemos que poner en protegerla y cuidarla.
Nunca debemos de olvidar que cualquier ser vivo, desde el más grande al más pequeño o minúsculo de este planeta se aferra a su vida, y siente terror cuando se encuentra en peligro mortal al igual que nosotros. Entonces, si sabemos que todos los seres vivos queremos vivir y nos gusta vivir la vida ¿por qué es tan difícil respetar la vida de los demás si somos capaces de tener sentimientos de compasión y amor hacia otros?.
¿Porqué es tan difícil entender esto con nuestra superioridad de inteligencia con respecto a las demás especies?.
Quizás porque nuestra arrogancia humana es más grande que nuestra inteligencia, la bloquea al tener la necesidad imperiosa de sentirnos más importantes con respecto a alguien, que por carecer de ciertos privilegios, atributos, o características nos sentimos superiores sin serlo. Y así nos ha pasado desde que existe la humanidad: el hombre se ha sentido superior a la mujer por tener más fuerza, los blancos a los negros por tener la piel blanca, los machotes son superiores a los homosexuales porque les gustan las mujeres. Los ricos se sienten superiores porque tienen algo que no tienen los pobres. Los intelectuales se sienten superiores porque tienen más cultura, Y así no acabaríamos nunca hasta llegar al hombre que no es superior en ninguna de estas cosas pero resulta que si es superior con respecto a un perro y por eso tiene el poder de darle una patada o de matar un inofensivo pájaro. Y así,
cualquier persona sea la que sea cumple con su propia arrogancia porque gracias a que es un ser superior tiene el derecho de arrebatarle la vida a cualquier ser vivo y ya no necesita más justificación.
En nuestra sociedad hemos superado muchísimos de estos complejos de superioridad, ya se mira mal al machista y al machote, al racista y al frívolo ricachón, pero no hemos superado nuestro complejo especista, es decir, que nos seguimos sintiendo superiores con respecto a otras especies de animales, nos sentimos casi divinos al no cuestionarnos siquiera que somos mamíferos y hablamos de los animales como si nosotros no lo fuéramos. Una vez más nuestra arrogancia supera a nuestra inteligencia.
¿Acaso un perro se siente superior porque tiene un olfato, oído y velocidad superior a la nuestra? ¿Acaso una paloma se siente superior porque puede volar y nosotros no? ¿O una mariposa porque es capaz de realizar una increíble metamorfosis?. Todavía no consigo entender porqué nos sentimos superiores si quizás tenemos menos cualidades que cualquier otra especie animal. Y
si lo único que nos hace superiores es nuestra inteligencia cuanto mal aprovechada está, porque día a día es más evidente que nos está llevando a nuestra propia autodestrucción.
Pero existe una esperanza, cuando hay un despertar de nuevas conciencias con capacidad de amar, querer y respetar a otros seres vivos superando las diferencias entre distintas especies animales.
La lucha que hemos empezado por defender la vida de otros animales es la última frontera que nos queda para alcanzar los derechos universales que todos los seres vivos necesitan. Pero nunca debemos caer en la arrogancia como han hecho todos los demás porque tenemos la cualidad de sentir empatía y estar más humanizados que el resto.
Es bueno que esta virtud nos haga sentirnos mejor con nosotros mismos pero no caigamos en el error de vanagloriarnos por ello porque entonces dejamos de luchar por defender los derechos de otros animales y solo haremos pelearnos con las personas que defienden más o menos, con mejor o peor criterio la protección animal. Creo importante hacer esta reflexión porque hasta que no dejemos de pelearnos los unos con los otros, cuando en realidad queremos todos lo mismo, y pueda más lo que nos une que lo que nos separa, no empezaremos a gastar nuestras energías en la dirección adecuada. Afortunadamente,
muchas personas animalistas se han dado cuenta de esto y crece día a día una unidad imparable que va a hacer posible un cambio real en nuestra sociedad con el trato que reciben nuestros amigos de otras especies animales.
Son muchos los diferentes frentes desde donde se defienden a los animales, y muchos animalistas hemos tenido que especializarnos en un tema para ser mucho más eficaces. Desde experimentación, vivisección, tauromaquia, peletería, circos, explotaciones ganaderas, protección de animales de compañía, etc… son tantas las atrocidades que se cometen en beneficio de esta sociedad enferma que es difícil abarcarlo todo. Y por desgracia no todas se solucionaran al mismo ritmo ni con la misma rapidez, pero
habrá que empezar por las causas más viables y alcanzables con más fuerza y unidad, sin abandonar los otros frentes, para conseguir cambios sustanciales.
En cuanto al tema de esta manifestación para que desaparezcan las perreras y se conviertan en verdaderos Centros de Protección Animal, no va a ser fácil conseguirlo. Pero con una manifestación como ésta es un buen y primer paso para unirnos y empezar a solucionar los problemas de los perros y de los gatos abandonados y maltratados, pero el hecho de que convivan directamente con nosotros y les conozcamos mejor que a otras especies va a ayudar a que se arreglen antes sus problemas que no son pocos.
Ellos también son víctimas de esta sociedad consumista que ya no distingue que un perro, gato, hámster o cualquier otra mascota no es una cosa de usar y tirar sino un ser vivo que cuidar y respetar. Con esta actitud consumista de seres vivos ¿cómo no van a existir las perreras donde se recogen miles de perros y gatos desechados por sus familias y luego eliminados como la basura por el responsable municipal?
Hay que romper de una vez por todas la terrible tendencia consumista de animales, porque tenemos que dejar muy claro que los seres vivos no son objetos de consumo, que los perros y los gatos, así como otros animales de compañía no son de usar y tirar, sino que son seres vivos a los que cuidar y respetar. Que
las perreras tienen que desaparecer porque los políticos y la administración tienen que dejar de proteger a los ciudadanos consumistas de animales y dejar de ofrecerles perreras donde eliminar sus juguetes usados.
Tenemos que hacer lo imposible para que los políticos cambien estas leyes anticuadas de protección animal, pues
nunca han protegido a los animales verdaderamente. Ya que de ninguna manera les pueden proteger si es legal asesinarlos indiscriminadamente. En qué cabeza cabe que una ley de protección animal protege a los perros y a los gatos arrebatándoles lo que más valor tiene para ellos que es su propia vida. Esto hace una idea de lo retrasados e insensibles que estamos, de todo el trabajo que queda por hacer hasta que se enderece esta barbarie y veamos hecho realidad
que la sociedad sea humana y sensible con los animales abandonados y hasta que desaparezcan las perreras que son campos de concentración de exterminio de animales legales.
Y ahí estamos todos nosotros juntos y unidos jugando un papel primordial para conseguir que se haga realidad una ley nacional que regule las bases de las leyes autonómicas en este país. Ahí seguiremos todos juntos y unidos para que los políticos mejoren las leyes existentes para que de una vez por todas protejan de verdad a los animales domésticos y no a sus maltratadores. Ahí estamos todos juntos y unidos para conseguir que se apliquen estas leyes y no queden en papel mojado.
Ahí seguiremos todos juntos y unidos para que la sociedad evolucione y tome conciencia de que los animales no humanos también sufren, también quieren vivir, quieren ser felices, ser respetados y por ser mucho más débiles necesitan derechos y protección. Ahí continuaremos y no pararemos hasta conseguir que las perreras desaparezcan, y no pararemos hasta conseguir el sacrificio cero, y descansaremos cuando por fin solo existan en este país centros de protección animal donde los animales albergados sea tratados con dignidad, con amor y con el respeto que se merecen.
Los perros y los gatos lo dan todo por nada, ha llegado el momento de que la sociedad esté a la altura de su superioridad emocional.
Ardua es la tarea de concienciar a este respecto, pero también es imprescindible que se mejoren las leyes existentes, sean más eficaces y se apliquen mejor.