Voy a compartir con todos vosotros, algunas secuencias de mi vida, de mi ideas y de mis pensamientos relacionados con la protección animal a la que he dedicado intensa e imparablemente más de 14 años de mi vida. Ahora que nos encontramos en un momento de no retorno con mi huelga de hambre en marcha, provocada por la desesperación de vivir a diario con la situación terrible y de desamparo que tienen los animales domésticos en este país, ahora más que nunca impera la necesidad absoluta de dar un salto cuantitativo en la realidad estancada que tiene la protección animal española.
No he encontrado otra manera mejor, que la de tener que pasar por la terrible experiencia de vivir en mis carnes una huelga de hambre, para salir de este círculo vicioso en el que damos vueltas sin parar intentando ayudar a mucho animales necesitados mientras otros no paran de provocar el problema de los abandonos, de la superpoblación de perros y gatos, del maltrato animal y de tanta muerte innecesaria de seres inocentes en todas las perreras de España.
Los animalistas decimos ¡BASTA YA! HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO. Nos tenemos que plantar, no ceder ni un ápice a la injusticia ni a la barbarie, como la que hemos vivido nosotros y los animales en Getafe. Tenemos que salir de una vez por todas de la invisibilidad y del olvido, nosotros también somos ciudadanos y queremos vivir en un país más civilizado, más humano y más avanzado en cuanto a valores y en cuanto a la protección animal se refiere. ¿por qué no podemos ser con los animales domésticos como los suizos, los alemanes, austríacos y demás países centroeuropeos? Si es que con un poquitín de interés por parte de las administraciones y políticos nuestra realidad sangrienta sería muy diferente.
Tengo la confianza interna de que no se nos va a ir la vida pero casi en conseguirlo. Y por eso hago este último esfuerzo, para cambiar la desesperanza por la esperanza, la desolación por la ilusión, el olvido por la presencia, con el fin de que todo el mundo conozca un poco de nuestro trabajo diario, que considero necesario e imprescindible para hacer de este país un lugar mejor para todos, incluido para aquellos seres vivos que ni siquiera tienen voz ni pueden defender sus derechos ni sus vidas y que son tan parte de él como lo somos todos los demás.
Tengo la confianza interna de que no se nos va a ir la vida pero casi en conseguirlo. Y por eso hago este último esfuerzo, para cambiar la desesperanza por la esperanza, la desolación por la ilusión, el olvido por la presencia, con el fin de que todo el mundo conozca un poco de nuestro trabajo diario, que considero necesario e imprescindible para hacer de este país un lugar mejor para todos, incluido para aquellos seres vivos que ni siquiera tienen voz ni pueden defender sus derechos ni sus vidas y que son tan parte de él como lo somos todos los demás.
Me dedico a la protección de animales domésticos desde 1994, a raíz de la muerte de mi hermano pequeño en un accidente de tráfico, cuanto tenía 18 años. Entre tantas sensaciones terribles y dolorosas por su pérdida se sumaba entonces la impotencia y el no querer resignarme a aceptar la muerte como parte del ciclo de la vida, pues resultaba demasiado dura y extraña como para querer sentirla cerca.
La casualidad o el destino hicieron que a los pocos meses llegara a la perrera municipal de Getafe, donde se sacrificaban el 98% de los animales que allí se recogían. Quedé tan horrorizada que no me podía quedar de brazos cruzados. Me vi obligada a actuar; ya no podía hacer nada por la vida de mi hermano, pero sí por la de todos aquellos animales que tenían los días contados y para los que aún estaba a tiempo de remediar su trágico final.
Cada vez que salvaba a un maravilloso perro o a un lindo gato mi vida volvía a tener sentido, incluso mucho más que antes porque hacía algo bueno por los demás, aunque para mí fuera una auténtica tortura por seguir viendo tanto sufrimiento y ver la muerte de aquellos a los que no podía salvar. Debido a mis buenos resultados de adopciones, me aceptaron como voluntaria.
Años más tarde, el Ayuntamiento privatizó el servicio de recogida de animales abandonados y concedió la gestión a una entidad llamada Recasur. Supliqué que me contrataran para seguir colaborando y así estuve como trabajadora más de un año. En cuanto pude fui a por todas y acabé siendo la administradora de la empresa, no para obtener beneficios económicos, sino para obtener beneficios en seres vivos. El objetivo estaba en conseguir el 100% de adopciones y el 0% de sacrificios, y que la entidad estuviera al servicio de los animales, no al revés.
Sin salirnos de este objetivo durante estos 14 años, es imposible describir en pocas líneas tanto esfuerzo, tanta lucha, tantos problemas económicos, tantas tragedias, tanta incomprensión, tantas zancadillas, tantas presiones, tantos sinsabores y tantos problemas del día a día, aunque compensados por todo el cariño y agradecimiento recibido por los animales. En similitud y por las hazañas vividas con tantos capítulos a nuestras espaldas, sería como rememorar un Quijote en época moderna y versión femenina.
A pesar de ello, y de lo poco valorada y nada reconocida la labor de nuestro trabajo, sobre todo a nivel municipal y mucho menos político porque, desgraciadamente, todavía hoy la protección animal y sus problemas no es que importen mucho ni a muchos, para nosotros es una gran recompensa haber conseguido que unas perreras donde todos los animales eran sacrificados antes de que yo llegara se convirtieran en protectoras donde son salvados y adoptados. Y para mí es un orgullo personal haber sido la pionera en gestionar desde 1998 las perreras municipales de Getafe y Parla (Madrid) y realizar una verdadera e integral protección de los animales abandonados recogidos, fomentando la máxima adopción y aboliendo el sacrificio, y también en demostrar que la protección animal no está reñida con la salud pública ni con otros problemas sociales con los que nos hemos encontrado. Estas son nuestras cifras oficiales, sin contar las de nuestra Asociación La Voz Animal:
De hecho, de los muchos problemas que nos hemos encontrado, existe uno fatal: la indiferencia social que vivimos a diario, es como si no existiéramos. Sobre los perros y los gatos abandonados, sólo se acuerdan de ellos cuando molestan en las calles y hay que retirarlos inmediatamente. Una vez recogidos, a nadie le importa qué han sido de ellos, de sus vidas, de sus sufrimientos, de sus destinos. Por correlación, lo mismo nos pasa a quienes cuidamos de ellos, es como si no existiera nuestro esfuerzo, trabajo y dedicación. Muy poco son aquellos que se implican y colaboran, al final sólo aguantan y permanecen aquellos en los que la fuerza de su amor hacia los animales más indefensos es más fuerte que los problemas y situaciones injustas a los que te tienes que enfrentar diariamente, y siempre te acompaña la sensación de sentirte invisible, e incomprendido cuando quieres que se oiga tu voz en nombre de los que no la tienen.
Esta situación de indiferencia social que hemos tenido provoca que nos surjan otros problemas añadidos para conseguir que la sociedad entienda que la protección animal es también un problema social y, como tal, necesita de ayudas y de un esfuerzo global y conjunto para solucionarlo. Cierto que nuestra lucha da sus frutos y muy poco a poco se está avanzando con leyes de protección animal, subvenciones y sensibilización ciudadana pero, aún así, son muy insuficientes para la magnitud del problema, en la que sólo unos pocos no podemos tirar del carro que transporta crueldad y abandono de cientos de miles de animales domésticos cada año en todo el país. Entre estos pocos se encuentran personas particulares sensibilizadas con el problema y asociaciones privadas de protección animal, pero nunca ha habido iniciativa a nivel público por parte de las administraciones locales para evitar que las perreras dejen de ser campos de exterminio y empiecen a ser centros de protección animal, como sí sucede en el ámbito privado. Pero afortunadamente esta situación a partir de ahora va a cambiar. Se acabó la indefensión, se acabó la indiferencia, se acabó la desesperación porque vamos a hacer desaparecer las perreras y convertirlas en protectoras.
Lamentablemente, a día de hoy los ayuntamientos españoles, que son los que tienen las competencias de recogida de animales abandonados, carecen del interés de destinar partidas presupuestarias para hacer protección animal en sus perreras y reducen los gastos única y exclusivamente para su captura, impidiendo sistemáticamente la posibilidad de salvar la vida de los animales albergados, de poder cuidarlos y mantenerlos, de proporcionarles una asistencia veterinaria y de ofrecerles una adopción. Sin ninguna sensibilidad ni humanidad, como si de basura se tratara, se procede a su exterminio y eliminación -pocos son los afortunados que se libran-, sin tener en cuenta sus sentimientos, su dolor, su desamparo y sus ganas de vivir en una nueva familia donde les den el cariño que nunca tuvieron. Ésta es la dura y triste realidad de los perros y gatos que acaban en las perreras de este país.
Nuestro caso no ha sido diferente. Al trabajar para ayuntamientos como empresa de servicios, durante todos estos años tan sólo nos han dado presupuesto para hacer el servicio de recogida de animales abandonados, es decir, equipamiento y personal necesario para capturar animales de la vía pública, alimentarlos 15 días y nada más. Toda la labor que se ha hecho de protección animal en los municipios de Getafe, Parla y Pinto, atendiendo todas y cada una de las necesidades de cada perro y cada gato, evitando así un drama y convirtiéndolo en un final feliz, con los logros explicados anteriormente, se ha conseguido única y exclusivamente gracias a la iniciativa personal, altruismo e implicación incondicional de mi persona y mis compañeros. Y porque también creamos en el año 2000 una O.N.G. paralela Asociación La Voz Animal para llegar como asociación independiente donde no podía llegar Recasur, y así hemos podido conseguir más recursos económicos y humanos, con socios, donativos, voluntarios, etc…
Esta situación de indiferencia social que hemos tenido provoca que nos surjan otros problemas añadidos para conseguir que la sociedad entienda que la protección animal es también un problema social y, como tal, necesita de ayudas y de un esfuerzo global y conjunto para solucionarlo. Cierto que nuestra lucha da sus frutos y muy poco a poco se está avanzando con leyes de protección animal, subvenciones y sensibilización ciudadana pero, aún así, son muy insuficientes para la magnitud del problema, en la que sólo unos pocos no podemos tirar del carro que transporta crueldad y abandono de cientos de miles de animales domésticos cada año en todo el país. Entre estos pocos se encuentran personas particulares sensibilizadas con el problema y asociaciones privadas de protección animal, pero nunca ha habido iniciativa a nivel público por parte de las administraciones locales para evitar que las perreras dejen de ser campos de exterminio y empiecen a ser centros de protección animal, como sí sucede en el ámbito privado. Pero afortunadamente esta situación a partir de ahora va a cambiar. Se acabó la indefensión, se acabó la indiferencia, se acabó la desesperación porque vamos a hacer desaparecer las perreras y convertirlas en protectoras.
Lamentablemente, a día de hoy los ayuntamientos españoles, que son los que tienen las competencias de recogida de animales abandonados, carecen del interés de destinar partidas presupuestarias para hacer protección animal en sus perreras y reducen los gastos única y exclusivamente para su captura, impidiendo sistemáticamente la posibilidad de salvar la vida de los animales albergados, de poder cuidarlos y mantenerlos, de proporcionarles una asistencia veterinaria y de ofrecerles una adopción. Sin ninguna sensibilidad ni humanidad, como si de basura se tratara, se procede a su exterminio y eliminación -pocos son los afortunados que se libran-, sin tener en cuenta sus sentimientos, su dolor, su desamparo y sus ganas de vivir en una nueva familia donde les den el cariño que nunca tuvieron. Ésta es la dura y triste realidad de los perros y gatos que acaban en las perreras de este país.
Nuestro caso no ha sido diferente. Al trabajar para ayuntamientos como empresa de servicios, durante todos estos años tan sólo nos han dado presupuesto para hacer el servicio de recogida de animales abandonados, es decir, equipamiento y personal necesario para capturar animales de la vía pública, alimentarlos 15 días y nada más. Toda la labor que se ha hecho de protección animal en los municipios de Getafe, Parla y Pinto, atendiendo todas y cada una de las necesidades de cada perro y cada gato, evitando así un drama y convirtiéndolo en un final feliz, con los logros explicados anteriormente, se ha conseguido única y exclusivamente gracias a la iniciativa personal, altruismo e implicación incondicional de mi persona y mis compañeros. Y porque también creamos en el año 2000 una O.N.G. paralela Asociación La Voz Animal para llegar como asociación independiente donde no podía llegar Recasur, y así hemos podido conseguir más recursos económicos y humanos, con socios, donativos, voluntarios, etc…
Aún sin medios y sin recursos, siempre compensándolos con mayor esfuerzo personal y financiación privada, quería demostrar a los ayuntamientos para los que trabajamos que la protección animal es posible, que el sacrificio indiscriminado de animales inocentes es evitable y que convertir una perrera pública en protectora pública no era un sueño intangible, sino una realidad demostrable.
Y nadie puede poner en duda que así lo hemos demostrado año tras año, durante más de 14 años, con unas condiciones tan precarias y escasas que a veces me resulta increíble haberlo conseguido sin haber dejado nunca tirado a un solo animal. Siempre quise que mi proyecto de protección animal avanzara y creciera. No lo he logrado todavía, pero lo más importante es que hemos subsistido, hemos permanecido y hemos podido.
Y nadie puede poner en duda que así lo hemos demostrado año tras año, durante más de 14 años, con unas condiciones tan precarias y escasas que a veces me resulta increíble haberlo conseguido sin haber dejado nunca tirado a un solo animal. Siempre quise que mi proyecto de protección animal avanzara y creciera. No lo he logrado todavía, pero lo más importante es que hemos subsistido, hemos permanecido y hemos podido.
Todo ello con la esperanza de que si les demostraba a los ayuntamientos que mi proyecto era viable conseguiría que también creyeran en él y que lo hicieran suyo, que se implicaran y lo apoyaran, que se pondrían a la altura de lo logrado ofreciendo por su parte unas instalaciones dignas para albergar a los animales, ampliar el presupuesto económico para garantizar una verdadera protección animal y perpetuar los avances proteccionistas alcanzados, así como, confié en que se sentirían orgullosos de la excelente imagen y proyección de Getafe a nivel nacional. Sin embargo, no sólo no han hecho eso, si no que una mejor perrera, un mayor presupuesto y unas mejores condiciones se las han dado ahora a Vetmovil, pero para acabar matando perros y gatos. No ha podido ser más irónico y cruel nuestro destino y el de los animales abandonados de Getafe, después de tantos años de esfuerzo.
Pero, ahora, después de sufrir tremenda injusticia, me he dado cuenta de que me he equivocado estrepitosamente. Mi ilusión me ha impedido ver que los políticos y funcionarios están en otras cosas y en otros asuntos. Desgraciadamente, la protección animal no es tema de su interés y preocupación. Ahora he comprendido que nunca han empatizado con el sufrimiento y muerte de los perros y gatos abandonados. Tampoco les han conmovido el difícil logro de haber salvado de la eutanasia a todos los animales abandonados que hemos rescatado, ni han hecho suyo el proyecto de encontrar familias adoptivas para todos ellos, con las dificultades que esta misión conlleva (pues no todos son cachorritos, guapos y pequeños, también los hay viejos, enfermos, traumatizados, tímidos, grandes, feúchos… lo que dificulta mucho su adopción, aunque nunca hemos tirado la toalla con ninguno). Menos aún, valorar y reconocer nuestro trabajo, de convertir a animales famélicos y moribundos en seres sanísimos, alegres y vitales preparados para su segunda oportunidad. Todo ello, en condiciones de trabajo infrahumanas, sin medios, sin recursos, sin personal, sin instalaciones dignas, sin… Da exactamente igual, sólo importa que realicemos el servicio contratado y lo demás no les afecta ni para bien ni para mal.
Con mucho esfuerzo, al menos hemos conseguido que realicen unas instalaciones nuevas, con financiación de la Comunidad de Madrid, pero no sin crear un desgaste por considerarnos unos pesados y cansinos que no paramos de incordiar con nuestros temas de poca importancia. Lo más triste, después de todo, es que, aunque seamos buenos profesionales, como para ellos no somos nadie no han contado con nosotros ni siquiera para pedirnos nuestra opinión sobre las necesidades y el diseño de unas instalaciones para albergar animales, aunque por nuestra experiencia y cercanía seamos los más indicados.
Pero, ahora, después de sufrir tremenda injusticia, me he dado cuenta de que me he equivocado estrepitosamente. Mi ilusión me ha impedido ver que los políticos y funcionarios están en otras cosas y en otros asuntos. Desgraciadamente, la protección animal no es tema de su interés y preocupación. Ahora he comprendido que nunca han empatizado con el sufrimiento y muerte de los perros y gatos abandonados. Tampoco les han conmovido el difícil logro de haber salvado de la eutanasia a todos los animales abandonados que hemos rescatado, ni han hecho suyo el proyecto de encontrar familias adoptivas para todos ellos, con las dificultades que esta misión conlleva (pues no todos son cachorritos, guapos y pequeños, también los hay viejos, enfermos, traumatizados, tímidos, grandes, feúchos… lo que dificulta mucho su adopción, aunque nunca hemos tirado la toalla con ninguno). Menos aún, valorar y reconocer nuestro trabajo, de convertir a animales famélicos y moribundos en seres sanísimos, alegres y vitales preparados para su segunda oportunidad. Todo ello, en condiciones de trabajo infrahumanas, sin medios, sin recursos, sin personal, sin instalaciones dignas, sin… Da exactamente igual, sólo importa que realicemos el servicio contratado y lo demás no les afecta ni para bien ni para mal.
Con mucho esfuerzo, al menos hemos conseguido que realicen unas instalaciones nuevas, con financiación de la Comunidad de Madrid, pero no sin crear un desgaste por considerarnos unos pesados y cansinos que no paramos de incordiar con nuestros temas de poca importancia. Lo más triste, después de todo, es que, aunque seamos buenos profesionales, como para ellos no somos nadie no han contado con nosotros ni siquiera para pedirnos nuestra opinión sobre las necesidades y el diseño de unas instalaciones para albergar animales, aunque por nuestra experiencia y cercanía seamos los más indicados.
Esto ya nos pasó en la perrera de Parla hace tres años y ahora, que sí cuentan con nosotros, están realizando mejoras sobre una instalación nueva que ya se podría haber hecho bien desde el principio con menos coste, menos tiempo y menos problemas. Sin embargo, en Getafe que se han terminado las obras de la nueva perrera, a pesar de haberla pedido, y no nos han enseñado ni los planos, resultando al final una perrera nueva bastante insuficiente; cuando, por el contrario, hace siete años contaron en todo momento con nosotros para el diseño y obra que se realizó de unas gateras.
¿A qué se debe esto? A que dependemos constantemente del funcionario técnico de concejalía y del concejal de turno. Es decir, en función de quién esté, todos nuestros proyectos y trabajos pueden avanzar o irse al traste. Así pues, en estos 14 años hemos dado pasos para adelante y pasos para atrás, cada vez que se ha cambiado el concejal, el técnico o las competencias de concejalía, hemos tenido siempre que empezar de cero, mentalizarles de los problemas existentes, concienciarles sobre protección animal y que empatizaran con el sufrimiento de los animales. A veces lo conseguíamos y a veces no, lo que dependía de la receptividad o sensibilidad de cada persona.
Cuando, después de muchos meses o años, conseguíamos algún avance o compromiso político con alguna persona en concreto, llegaban las elecciones municipales o nos cambiaban de técnico o de concejalía y, salvo que hubiera algo ya firmado, todo se esfumaba y había que volver a empezar, trabajando siempre en la incertidumbre, en la inestabilidad y con la inseguridad y el miedo de no saber nunca qué iba a ser de nosotros, de nuestros proyectos y del futuro de los animales.
Justo cuando empezábamos a hacer realidad nuestros sueños, pasamos de creer que por fin lo conseguíamos a no tener nada cuando los concejales y técnicos sucesivos han sido totalmente insensibles e indiferentes llevándonos mes a mes a situaciones cada vez más duras y desesperadas hasta el terrible desenlace final de tener que irnos de la perrera con nuestros animales, con nuestras cosas, con nuestras ilusiones rotas y con todos los proyectos arrebatados por los que empecé en esto hace 14 años. Porque, al igual que puede pasar en Parla, no pusieron en los pliegos de contratación de Getafe ni un solo criterio de protección animal que salvaguardase la vida de los animales por mucho que lo pedí y lo solicité, no pidieron experiencia en protección animal ni solvencia técnica, sólo pidieron servicio de recogida de animales y concursar a la baja, es decir, quién más barato hacia el servicio se llevaba la adjudicación.
Para que cualquier persona pueda entenderlo, si los pliegos de contratación no tienen criterios de protección animal, no tiene un presupuesto suficiente para realizarlo y no puntúan más las entidades que hacen protección animal, puede ganar el concurso cualquier empresa que ni mucho menos se va a preocupar por proteger, cuidar y adoptar los animales recogidos. Más bien tratará de sacar el mayor beneficio económico y lo hará a costa del bienestar animal. Y éste es el peligro real al que se enfrentan los animales de Parla en 2011 y ésta es la terrible desgracia que siempre quise evitar y que no he conseguido en Getafe, pues el trabajo de protección animal de 14 años no ha servido para nada, pues ha acabado siendo una perrera “mataperros” mediocre más para los próximos 4 años.
Mi situación personal ahora es totalmente desesperada pues siempre me he sentido responsable de todo lo que le pasara a estos indefensos animales y ahora me siento impotente y fracasada, como cuando murió mi hermano, porque no les puedo salvar de la muerte que otros les han impuesto injustamente. Ahora me aferro a una huelga de hambre como la única alternativa posible para cambiar la matanza actual de animales por protección animal que nunca debió de quitarse.
Aparte de sentirnos orgullosos por haber conseguido la mejor protección animal a nivel público, también nos sentimos muy orgullosos de tener el reconocimiento más difícil, que es el de todos los ciudadanos de estos municipios que conocen nuestro trabajo y apoyan incondicionalmente nuestra labor. Pero ni siquiera ellos, a pesar de sus reivindicaciones como ciudadanos, han logrado ningún compromiso político a nivel municipal en cuanto a protección animal se refiere, en mejorar las ordenanzas municipales, ampliar las partidas presupuestarias para este fin, convertir las perreras municipales en verdaderos Centros de Protección Animal o redactar pliegos de contratación para la gestión de recogida de animales abandonados con criterios de protección animal. Sin embargo, ciudadanos y asociaciones protectoras todos unidos provocaremos el cambio que los animales están esperando.
Estoy convencida de que la huelga de hambre conseguirá en poco tiempo lo que no hemos podido conseguir en 14 años de durísimo trabajo: que, por fin, los responsables políticos y los funcionarios se interesen de una vez por todas en solucionar los problemas de protección animal en sus municipios y en no consentir nunca más que muera un perro o gato injustificadamente en sus perreras municipales, que, también hagan suyo un proyecto integral, verdadero y duradero de protección animal en sus municipios con el compromiso político que conlleva hacer contratos con verdaderos criterios de protección animal, de mejorar las partidas presupuestarias, las instalaciones, las ordenanzas, etc…
Incluso se puede ir más lejos y tomar estos municipios como ejemplos a seguir en toda España, aprovechando la coyuntura de que el alcalde de Getafe, Don Pedro Castro, también es actualmente el presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), para que otros consistorios se adhieran a estas iniciativas y crear así una red de municipios que realicen protección animal, en detrimento de quienes sólo recogen animales abandonados para sacrificar y eliminar a las mascotas como si de basura se tratara.
Quizás esté volando muy alto o soñando demasiado, pero no puedo reprimir mi corazón y poner todo mi empeño en aportar lo mejor de mí, que es mi sensibilidad hacia todos los problemas sociales existentes y mi capacidad de luchar, haciendo todo lo posible, aunque sea una insignificante persona, para conseguir un mundo mejor y más justo con derechos universales para todos los seres vivos. Sólo así, si he conseguido dejar un mejor legado social en algún lugar de este planeta y si he conseguido algún objetivo de protección animal, por pequeño que sea, sentiré que mi vida ha estado bien empleada y me sentiré muy feliz por ello. Ahora bien, siendo yo quién soy, sola no podré lograrlo y necesito la ayuda de quien comparta mis mismos sentimientos y esté dispuesta a echarme una mano para hacerlo realidad y que ésta sea duradera.
Muchísimas gracias por haberme dedicado tu tiempo, con todo mi cariño y mi más profundo respeto.
realmente increible tu historia ojalas logres los objetivos x los que llevamos tantos años luchando seria un sueño verdad??? nos llamaran ilusos pero cuando seamos viejos podremos decir que hemos ayudado y salvado vidas y hemos hexo todo lo que estuvo en nuestra mano para proteger a los indefensos y nos llenaremos de orgullo x que hicimos lo que creíamos justo un beso ;)
ResponderEliminarQuerida Beatriz, eres una persona admirable. Te alimentará el amor. Miles de brazos y patas te abrazan.
ResponderEliminarHola Beatriz, te admiro profundamente. Me gustaría mucho hablar contigo, ¿crees que sería posible? Te doy una dirección para que me digas cómo, cecharren@yahoo.es
ResponderEliminarMil gracias, y suerte, Coché Echarren
Maravillosa persona: hermoso corazón, alma bellísima. Luz que nos deslumbra y nos hace
ResponderEliminarsentir tan pequeños ante su grandeza. No puedoi
decir cúánto te admiro, porque no hay palabras.
Vaya todo mi cariño y todo mi apoyo, Beatriz.
Un abrazo muy grande, corazón, y gracias por
el sacrificio tan inconmensurable que haces por
los que no tienen voz.