Ha venido mucha gente a verme. Periodistas también. El primer día el hambre ha sido atroz, como si tuvieras un león dentro del estómago que rugía. Estuve todo el día hablando con unos y con otros y la sensación era rara porque nada tenía que ver con mi ritmo de vida.
Me sentía extraña y ya tan diferente con respecto al resto de los días, atendiendo a los animales y con tanto trabajo. De repente estar parada sin hacer nada era muy raro.
La sensación de hambre era constante, de día y de noche, pero a veces era más intenso y más insoportable que otras. Cuando era muy fuerte pensaba que en pocos minutos bajaría la intensidad y como estaba distraída con la gente, acababa bajando.
Aún así, el día fue entretenido, pero se hizo muy muy largo, no acababa nunca....
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